Ana Zubillaga

Un espacio para volver a escucharte, mirarte y reconectar. Y así, emprender el camino de retorno a casa. Integrando todas sus partes, volviendo a unir cuerpo, mente y espíritu. Te voy a preguntar que sentís y seguro se va a armar un espacio de silencio. Porque es necesario escuchar al cuerpo para poder contestarte y dejar que la emoción predominante aflore. Con esa simple pregunta ya comenzamos a alinearnos, a integrar, a reconocer que tu cuerpo habla y ahora podés estar para escuchar.

Somos seres integrados

En algún momento de la vida, empezamos a ver que necesitamos dejar la separación: la mente por un lado, las sensaciones del cuerpo por el otro, el corazón por el otro. Quizá nos encontramos diciéndonos: A quien sigo, al corazón o a la mente? La conciencia de esta disociación es una vida en conflicto permanente y una lucha interna pudiendo terminar afectando nuestras relaciones o incluso enfermándonos.  Pero que pasa si comenzamos a integrar? A reconocer que no hay un YO cuerpo, otro YO mente y otro YO SIENTO. Darnos cuenta que somos una unidad y en la medida que comenzamos a alinear mente, cuerpo y espíritu, entonces entramos en el camino de la afluencia, de la famosa paz interior, terminando con las peleas internas. No significa que se acaben los problemas, lo que si comienza en un nuevo enfoque y una ampliación de nuestros niveles de percepción en donde buscaremos las resoluciones desde otro lugar, sin sufrimiento o drama.

Soy Ana Zubillaga. Nací el 26 de Diciembre de 1975. Con el sol en capricornio y mi ascendente en piscis, me fue inevitable que en la firmeza de la estructura de la cabra en tierra, comenzara a colarse el agua profunda y quedara embarrarme completamente y sin previo aviso. Hice una carrera universitaria, soy Licenciada en Comercialización. Trabajé por más de 15 años en grandes y chicas empresas y entonces la maternidad se me puse frente y el balance me salía muy mal. Para esa misma época de la vida, había ya despertado a muchas preguntas internas que, debido a mi curiosidad, tuve que atender. Tengo una enorme necesidad buscar la verdad en mi. La cosa es que no estaba muy bien preparada para lo que iba a encontrar, pero ya estaba embarrada hasta el cuello, así que no tuve más alternativa que hacerme cargo de mi y limpiar mi corazón. Había comenzando sin duda, el viaje hacia mi. Todo lo que hice luego, fue por mi, para mejorar. A veces dí pasos hacia delante, otras veces retrocedí y un día comprendí que en realidad, todos los acontecimientos de nuestra vida y las personas con las quienes estamos tienen un propósito divino. Todo, absolutamente todo, nos quiere mostrar algo para nuestro bien y que el libre albedrío nos da la chance de ver ese propósito o no verlo. Así fue como comencé mi formación en el auto-conocimiento y las terapias alternativas, aprendí a leer energía, a ver las imágenes de nuestro campo áurico. Luego aprendí a interpretar sueños, ya que soy una persona muy soñadora y sabía que todos esos símbolos me traen mensajes sagrados. Más tarde vinieron todas las enseñanzas que Bert Hellinger nos regaló acerca del orden familiar, la importancia de nuestros ancestros, lo que se oculta y pulsa por abrirse y la necesidad de integrar todo en el corazón! Y finalmente hice el profesorado de Yoga, como un acto de buscar la línea, de unir! De alguna manera colocar toda esa información en el cuerpo a través del movimiento.

Cuando atiendo una consulta, trabajo de forma holística, sabiendo que cada caso es particular y combinando las técnicas que aprendí en el camino: sistemas familiares, reiki, lectura de aura, visualización, meditación, respiración Aun así, la mirada compasiva y la escucha son las bases para atender a cualquier persona en cualquier caso. En las clases de yoga, además de trabajar a nivel físico, bajo líneas que también tratar a los alumnos a nivel emocional. Que la emoción se mueva a través del trabajo físico, recordando que justamente YOGA es la unión del cuerpo, la mente y el espíritu. La vida no la tengo solucionada, porque a la vida no venimos a descansar, venimos a trabajar, a movernos, a soltar miedos, a encontrarnos y re-encontrarnos , a desapegarnos, a aprender a soltar el sufrimiento, a dejar las ilusiones, a amar porque SI, a atrevernos a que algo nos duela, porque si no hacemos eso, como vamos a sentir la felicidad? Los invito a integrar en el corazón lo que ES, porque realmente: nada tiene tanto poder como encontrarnos en nuestro lugar, el que ES.